Hemos visto que, según I Ching, lo Creativo del Cielo engendra las fuerzas activas de la naturaleza mientras que lo Receptivo de la Tierra les confiere su organización material y hace que nazcan, prosperen y se desplieguen. Los «hijos mayores” que parió la Tierra son el Trueno, el Viento, el Agua y el Fuego. Las cualidades específicas de estas fuerzas son primordiales, dado que determinan las características vitales del planeta Tierra y regeneran éste constantemente mediante todo tipo de procesos de cambio que se manifiestan en los estados Lago y Montaña, fuerzas primordiales que son los “hijos menores” de la unión Cielo-Tierra.
Un día me pregunté qué significan las cualidades de los cuatro hijos mayores para la Madre Tierra misma, para su Ser, lo Receptivo. Busqué la respuesta en los hexagramas formados por el trigrama Tierra en la base –por ser la generadora- y una de las fuerzas de la naturaleza encima –por ser lo nuevo que le transforma-. Y me impresionó lo que revelan los cuatro hexagramas correspondientes.
Los ocho trigramas
¿Qué significan las cualidades de sus «hijos» para la madre Tierra?
Considerando a la Tierra como un cuerpo celestial Receptivo que se energiza, se transforma y se desarrolla gracias a las influencias de las cuatro fuerzas activas de la naturaleza, pensé que los principios del Ser de nuestro planeta deberían venir en los hexagramas formados por el trigrama Tierra, abajo, y el trigrama correspondiente a cada uno de los «hijos» arriba.
De la primera unión de Cielo (lo Creativo) y Tierra (lo Receptivo) nacen los “hijos” mayores: las fuerzas complementarias Trueno (fuerza Creativa) y Viento (fuerza Receptiva), y de su segunda unión nacen las fuerzas complementarias Agua (fuerza Receptiva) y Fuego (fuerza Creativa). El hexagrama que surge en la constelación Tierra-Trueno (suelo terrestre, Metal) enseña sus cualidades en El Entusiasmo, la constelación Tierra-Viento (naturaleza vegetal, Madera) se llama La Contemplación, la constelación Tierra-Agua trae La Solidaridad, y el hexagrama que muestra la constelación Tierra-Fuego (calor y luz del sol) habla de El Progreso.
Hexagrama 16. Yü: El Entusiasmo
El trigrama TIERRA abajo y TRUENO arriba forman un hexagrama llamado El Entusiasmo. En él se describen las condiciones espacio-temporales que se crean debido al alumbramiento y a la reactivación regular del Trueno.
Este hexagrama trata de la inviolabilidad de las leyes naturales en el mundo. Aquí I Ching resalta el hecho de que sólo se pueden imponer aquellas leyes que se hallan arraigadas en el sentir del pueblo y habla de la importancia de la música, ya que tiene el poder de unificar los movimientos de masas dado que
“la música posee el poder de disolver las tensiones del corazón surgidas de la vehemencia de oscuros sentimientos”.
Así que, I Ching relaciona los “oscuros sentimientos” con las “tensiones del corazón” y aconseja que los gobiernos respeten las leyes naturales e impongan sólo aquellas que se hallan arraigadas en el sentir del pueblo. De ahí que experimentamos que, respetando las leyes naturales, los sentimientos positivos y actitudes constructivas se propagan automática y espontáneamente.
Recordando las correspondencias del Elemento Metal, llama la atención que “casualmente” y gracias a los atributos relacionados con dicho Elemento (instinto, intuición, tacto, olfato, percepción sensitiva, sentido común, sentido de la justicia…), nos damos cuenta de que existen determinadas leyes naturales que son –en principio- inviolables.
Hexagrama 20. Kuan: La Contemplación, la Vista
El trigrama TIERRA abajo y VIENTO arriba forman un hexagrama que se llama La Contemplación. En él se describen las condiciones espacio-temporales ocasionadas por el alumbramiento y la reiteración de la suave insistencia del Viento, la fuerza complementaria del Trueno.
Dicho hexagrama trata de las misteriosas leyes divinas de la vida. Dice I Ching:
“El signo es símbolo de un soberano que hacia lo alto contempla la ley del Cielo, y hacia abajo las costumbres del pueblo; pero que, además, dado su buen gobierno, constituye un elevado modelo para las masas.”
“Así puede observarse una sagrada seriedad en la naturaleza, en la regularidad con que transcurren todos los acontecimientos naturales. (…) Mediante la máxima seriedad de su recogimiento interior, dan lugar a que las misteriosas leyes divinas de la vida se cumplan en su propia persona.”
Así que, en este hexagrama I Ching habla también de leyes naturales. Coincidiendo con el significado del Elemento Madera, se trata aquí de aquellas que rigen la naturaleza orgánica. Dichas leyes se enseñan en el Bagua del Cielo Anterior, el bagua que se hizo en la época del mítico Emperador Fu Hsi. La secuencia de los trigramas indica cuáles son las leyes del tiempo que rigen los cambios cíclicos en la Tierra. Estos cambios constituyen el trasfondo de la relación común y la armonía que hay entre macrocosmos y microcosmos.
Los cambios cíclicos que se manifiestan en la naturaleza enseñan las leyes universales que determinan los efectos positivos y negativos de los cambios creados por seres que tienen libre albedrío, como el ser humano. De ahí que I Ching subraya la importancia de la “observación de la regularidad con que transcurren todos los acontecimientos naturales” y la “máxima seriedad del recogimiento interior” para reconocer en nuestra propia persona cómo funcionan las leyes divinas de la vida.
Las fuerzas vitales Agua y Fuego
En el artículo anterior hemos visto que el Agua, siendo la configuración de lo Creativo del Cielo, ejerce dicha función en el planeta Tierra, y que al Fuego (el Sol) le corresponde la función de lo Receptivo de la Tierra. Esta aparente incongruencia la reitera I Ching también en los hexagramas que se refieren a su interacción con el trigrama Tierra. Por ejemplo en el hexagrama que viene ahora, resulta que la línea central del trigrama Agua es el soberano de la totalidad del movimiento del signo. Y en el siguiente viene una parábola que muestra que el Fuego es como un príncipe, respetuoso con el Gran Rey. De ahí el dicho de que en el bagua «el Agua y el Fuego no se combaten entre sí”.
Hexagrama 8. Pi: La Solidaridad
El trigrama TIERRA abajo y AGUA arriba forman un hexagrama llamado La Solidaridad o bien, El mantenerse unido. En él I Ching describe las condiciones espacio-temporales que se crean gracias al alumbramiento y a la actividad del Agua en la Tierra.
En dicho hexagrama dice:
“Sobre la tierra, el agua confluye cómo y dónde puede, juntándose por ejemplo en el mar, donde se reúnen todos los ríos. Es este un símbolo que sugiere la solidaridad y sus leyes. (…) Las aguas confluyen por sí solas, porque las mismas leyes rigen el agua en todas sus partes. (…) Así también la sociedad humana, donde existe un verdadero foco de unión, allí los inseguros, aquellos que al comienzo vacilan, van acercándose, paulatinamente, por sí mismos. Los vínculos se establecen y se fortalecen de acuerdo con determinadas leyes internas.”
El soberano del movimiento es la línea continua en el 5º puesto del hexagrama y, siendo ésta la 2º línea del trigrama Agua, representa lo Creativo del Cielo. Sobre las líneas discontinuas que representan lo Receptivo dice I Ching:
“Los dúctiles se mantienen unidos, se solidarizan al recibir el influjo de la voluntad firme que emana del puesto conductor (5º) que, para ellos, constituye el centro de la unión. Pero, a su vez, también esta fuerte personalidad conductora (5ª línea) se solidariza con las otras, en las que encuentra un complemento necesario a su propia naturaleza.”
Hexagrama 35. Chin: El Progreso
El trigrama TIERRA abajo y FUEGO arriba forman un hexagrama llamado El Progreso. En él se muestran las condiciones espacio-temporales que surgen gracias al alumbramiento y la activación de un Fuego “respetuoso”. “Representa al sol que va elevándose sobre la tierra,” dice I Ching en dicho hexagrama.
“Es la imagen de un progreso rápido, fácil, que al mismo tiempo equivale a una expansión y claridad de alcance cada vez mayor. (…) Es la imagen de un fuerte príncipe feudal que reúne a los demás príncipes en torno al soberano, el Gran Rey, en paz y obediencia; el Gran Rey lo distingue con generosos obsequios y lo atrae brindándole confianza en su círculo más inmediato.”
“Esto implica una doble idea: la acción del progreso propiamente dicho emana de un hombre en posición dependiente, en quien los demás ven a uno de los suyos, gracias a lo cual lo siguen voluntaria y dócilmente. Este conductor posee la suficiente claridad interior como para no abusar de la gran influencia que ejerce, sino para antes bien utilizarla a favor de su soberano. Éste por su parte, libre de celos de cualquier índole, agasaja al gran hombre con ricos regalos y lo atrae para tenerlo siempre cerca de sí. Un amo iluminado y un siervo obediente, he aquí las condiciones para un gran progreso.”
“El sol se eleva por sobre la tierra: la imagen del Progreso. Así el noble ilumina por sí solo sus claros talentos. La luz del sol que se expande sobre la tierra es clara por naturaleza, pero cuanto más asciende el sol, tanto más emerge de entre las turbias brumas hasta brillar en su pureza original, iluminando un ámbito cada vez mayor. Así también la verdadera esencia del hombre, que es originalmente buena, se enturbia por su contacto con lo terrenal y requiere por tanto una purificación, para poder alumbrar con la claridad que originalmente le corresponde.”