La dinámica que las fuerzas naturales mantienen entre sí en el bagua, enseña el desarrollo natural de los cambios cíclicos. Estos cambios pertenecen al sistema de realimentación o «feed-back» imprescindible para la constante regeneración de la vida. La secuencia de trigramas muestra cómo interactúan las fuerzas naturales entre sí para salvaguardar el equilibrio Yin-Yang en el planeta y, tomando en consideración las recomendaciones de I Ching en los hexagramas correspondientes, veremos que también nosotros necesitamos los cambios cíclicos para regenerarnos, regularnos y vitalizarnos.
En la traducción del Libro de las Mutaciones de Richard Wilhelm viene una recopilación de textos anteriores a la versión del I Ching que tradujo. Para desentrañar las leyes del tiempo que se visualizan en el bagua del Cielo Anterior, me he basado sobre todo en dichos textos y en aquellos que aclaran el significado de los hexagramas correspondientes a los ocho trigramas. Las leyes del tiempo que desentrañaron los sabios que hicieron el bagua de Fu Hsi, muestran cómo se ordenan los cambios aparentemente caóticos de las circunstancias en nuestro entorno.
Al contrario de lo que ocurre en el bagua del Cielo Posterior, en el bagua de Fu Hsi las fuerzas complementarias interactúan entre sí de forma fluida y coordinada y producen un movimiento infinito con efectos renovadores, armonizadores y vitalizadores. Según I Ching (ver p. 352, § 3), la dinámica entre los trigramas se determina por la relación mantenida entre Cielo y Tierra ya que «Cielo y Tierra determinan la dirección». La relación entre ambos y, por tanto, la dirección del movimiento en el bagua dependen del estado vital del Elemento Tierra, como dice la frase que viene a continuación: «La Montaña y el Lago mantienen la unión de sus fuerzas».
El Libro de las Mutaciones especifica la función de lo Receptivo de la Tierra de la siguiente manera:
«Abriéndose, lo Receptivo se entrega y sigue lo Creativo del Cielo y puede así parir y hacer prosperar y desplegarse aquello a lo que lo Creativo le incita; en su estado de clausura, lo Receptivo abarca todas las cosas como en un enorme regazo materno.»
Es decir, si lo Receptivo de la Tierra se encuentra en su estado abierto, la Tierra se abre hacia lo Creativo del Cielo. En este caso, el movimiento de la energía vital en el bagua parte del trigrama Tierra. En cambio, si la Tierra se encuentra en su estado de clausura, lo Creativo del Cielo actúa aportando sus indicaciones y transformando lo material por medio de las fuerzas Receptivas Viento y Agua. De ahí que la dirección del movimiento en el bagua depende del estado vital de la Tierra.
Si la Tierra está abierta y receptiva, el movimiento de los cambios cíclicos parte del trigrama Tierra, situado abajo en el bagua; si la Tierra se encuentra en su estado de clausura, dicho movimiento parte de arriba, del trigrama Viento que está situado al lado derecho del Cielo, como muestra la secuencia de trigramas en el bagua del Cielo Anterior.
Lo Receptivo se abre, por ejemplo, para absorber el calor y la luz y se cierra para proteger la Tierra del frío y de las tormentas. En otoño la Tierra empieza a cerrar su superficie y en primavera el suelo terrestre vuelve a abrirse. Por eso, en invierno la Tierra está en su estado de clausura y en verano está en su estado abierto, igual que los poros de nuestra piel. E igual que lo Receptivo de la Tierra se abre y se cierra según los cambios cíclicos en el transcurso del día y la noche, y durante los cambios estacionales en el curso del año, así también lo hacen la naturaleza y los habitantes de la Tierra.
Abriéndose, la Tierra y sus habitantes perciben las directrices de lo Creativo cuyas indicaciones guían la actividad formadora que materializa las intenciones energéticas y espirituales del Cielo. Cerrándose, la Tierra se mantiene quieta, abarca todo sin hacer nada, deja que las cosas se ubiquen y maduren solas, sabiendo dar tiempo al tiempo. Igual que en la naturaleza vegetal, en la naturaleza humana ambas actitudes se alternan y surgen a su debido tiempo.
No obstante, siempre que nos sumerjamos en el torbellino de los quehaceres del mundo perdemos la noción de los tiempos naturales, pensando que hay que apurar el tiempo en vez de hacer cada cosa en su tiempo y dar tiempo al tiempo. Muchas veces no sabemos qué es lo que pide el tiempo. No obstante, tomando conciencia de las leyes del tiempo que se indican en el Libro de las Mutaciones, aprendemos a guiarnos por las normas universales con respecto a los cambios en nuestras vidas.
I Ching asegura que lo Creativo utiliza el poder del tiempo y enseña por medio de los hexagramas que es precisamente su perseverancia en el tiempo la que hace que, pasito a pasito, logremos «duradera concordancia con la gran armonía». Sentimos entonces un estado de bienestar producto de la recepción de las aportaciones de las fuerzas naturales, como hemos visto por ejemplo en el artículo donde relacionamos las funciones de la linfa (P.5.5)con el compromiso personal.
La gran perseverancia de lo Creativo se observa sobre todo en el proceso de cambio denominado «permutación». Dice el Libro de las Mutaciones (ver I Ching p. 370): «La permutación es un movimiento cíclico de fenómenos que se forman en el cielo en virtud de la andanza y mudanza del sol, la luna y los astros. Estos fenómenos cambiantes transcurren de acuerdo con leyes determinadas y, vinculadas a dichos fenómenos, se forman en la Tierra configuraciones que obedecen a leyes idénticas.»
Observando los fenómenos que se presentan en el mundo orgánico durante los cambios cíclicos, los sabios que hicieron el I Ching desentrañaron las leyes del tiempo y las plasmaron en el bagua. Fueron capaces de reconocer dichas leyes en los cambios aparentemente caóticos de nuestras condiciones vitales y supieron predecir la clase de cambio que toca en cada momento, conociendo además los requerimientos de las diferentes clases de cambio. Como cada uno de nosotros es un mundo orgánico, así como la humanidad en su conjunto, las leyes del tiempo que se muestran en el bagua son aplicables al movimiento cíclico de la permutación en la vida humana. Richard Wilhelm (ver I Ching, p. 370):
«Son éstas las leyes inmutables conforme a las cuales tienen lugar las mutaciones según el pensamiento chino. El Libro de las Mutaciones cumple precisamente la finalidad de dar expresión a estas leyes, representadas en las leyes del cambio que se produce dentro de los diferentes signos (hexagramas). Una vez lograda la reproducción perfecta de tales leyes, se obtiene una suficiente supervisión del acontecer, y se está capacitado para comprender por igual el pasado y el futuro, y para aplicar esta comprensión a las condiciones dadas cuando se debe actuar.»
Es decir, aprendemos de la historia al comprender la relación que hay entre nuestras acciones y las circunstancias. En la medida en la que obtengamos una visión global de las leyes naturales y las consecuencias de nuestros actos, podremos actuar de manera adecuada y constructiva en «las condiciones dadas», o sea, en cualquier circunstancia.