La función directiva (Riñón)

Viendo cómo está organizada la labor directiva y ejecutiva en el cuerpo, encontramos una abrumadora cantidad de razones que justifican la visión de la mayoría de la humanidad sobre cómo los gobiernos y, en general, los directivos deberían ejercer su labor.

Sin buscar en absoluto argumentos para favorecer ninguna visión u opinión, los argumentos aparecen por sí mismos cuando nos limitamos a observar lo que hacen los órganos que se encargan de dar dirección a la producción y distribución del bien común en el cuerpo. Observando a qué se dedican y cómo lo hacen, uno se da cuenta de que en realidad casi todo el mundo sabe cuáles son las competencias de la clase dirigente y cómo deberían ejercerlas. Lo cual es un gran alivio ya que demuestra que el ser humano puede fiarse de sus criterios innatos y desenmascarar las racionalizaciones con las que intenta justificar el abuso de poder.

Pero no adelantemos acontecimientos. Voy a contar lo que la fisiología global de la Medicina Tradicional China enseña sobre las funciones de los Elementos Agua y Fuego y vamos a ver cómo se ejercen estas funciones concretamente según los conocimientos de la fisiología moderna. De este modo se manifiesta, sin necesidad de interpretar nada, cómo el Riñón consigue condicionar y dirigir el funcionamiento del conjunto del organismo y cómo coopera el Corazón (la circulación sanguínea) con él. 

La labor del Riñón

Igual que toda la naturaleza en nuestro planeta, debemos nuestra existencia a las características del elemento agua. Como vamos a ver, los antiguos investigadores médicos tenían este hecho en cuenta cuando estudiaron hace miles de años las funciones fisiológicas del Elemento Agua.

Debido a su complejidad y las múltiples sutilezas, la descripción de las funciones del “Riñón” es especialmente simbólica y enigmática. No obstante, al especificar también las estructuras anatómicas que le pertenecen, la literatura médica de la antigüedad china señala los sistemas fisiológicos que corresponden al “Riñón”. Y conociendo por la fisiología moderna tanto las funciones como los mecanismos de estos sistemas, se aclara el lenguaje poético que la medicina china emplea para describir las funciones condicionantes y directivas del Riñón.

Según la medicina china, el Riñón es la Raíz o la Fuente de la Vida puesto que almacena la Esencia de la misma y cuida de ella al “gobernar el nacimiento, el crecimiento, el desarrollo y la reproducción de la esencia del ser”. En el caso de la humanidad, la Esencia de la Vida es la herencia genética (el ADN) que determina tanto las características heredadas de la especie humana y del género, como las características de la historia genética familiar y las características personales.
Es decir, análogamente con el hecho de que en la naturaleza el elemento agua almacena los gérmenes de la Vida y posibilita, junto con el calor y la luz del sol (Elemento Fuego), la germinación, el crecimiento, el desarrollo y la reproducción de las diferentes manifestaciones materiales de esos gérmenes, lo hace el Riñón en el cuerpo. Como esto evidentemente no es la función de los riñones, uno se pregunta cómo puede ser que hace todo eso. La medicina china, sin embargo, no se refiere con “Riñón” solamente a las funciones de los riñones y del sistema urinario puesto que entre sus labores están las de “rellenar el cerebro”, producir la “Médula”, controlar los huesos y regir el sentido de la audición.

Como voy a especificar a continuación, lo primero señala al sistema hormonal, lo segundo indica el sistema nervioso, y los huesos constituyen la materia más consistente que da estabilidad, forma y movilidad al cuerpo, además de que los huesos sirven de “almacén de minerales”. Como el Riñón se comunica con todo el organismo mediante el sistema nervioso y sabe escuchar gracias al sentido de la audición, obtiene la información necesaria para determinar lo que hace falta para condicionar y dirigir los distintos sistemas hormonales del cuerpo que intervienen en la regulación de casi todas sus funciones, incluidos el metabolismo, el crecimiento, el desarrollo y la reproducción, el equilibrio hidroeléctrico y el comportamiento.

Las funciones relacionadas con el cuidado de la Esencia de la Vida se explican al saber por la fisiología moderna, que el sistema hormonal que dirige la activación de los distintos sistemas hormonales del cuerpo, está ubicado en el “relleno” cerebral formado por la glándula pineal, el hipotálamo y la hipófisis. Y gracias al aumento de la capacidad de observación al utilizar todo tipo de microscopios sofisticados, sabemos cómo dicho sistema directivo estimula los demás sistemas hormonales del cuerpo que intervienen en la regulación de casi todas las funciones corporales.
El sistema hormonal directivo condiciona y dirige la producción hormonal en otros órganos mediante la secreción de hormonas (peptídicas) que estimulan determinadas acciones orgánicas. Por ejemplo, ejerce su influencia en las mamas (desarrollo y la producción de leche), en los ovarios (síntesis de estrógenos y progesterona, crecimiento de folículos, ovulación), en los testículos (síntesis de testosterona y maduración de espermatozoides) y asimismo sintetiza una hormona que estimula las contracciones uterinas y la secreción de leche de las mamas.
De modo que -después de saberlo desde hace miles de años por observación y experiencia- la medicina china puede actualmente explicar y demostrar de qué manera concreta el Riñón gobierna el nacimiento, el crecimiento, el desarrollo y la reproducción. Y nosotros podemos aprender del funcionamiento del sistema hormonal cuáles son las competencias directivas y cómo se ejercen éstas…
El sistema hormonal directivo sintetiza también hormonas que estimulan las funciones metabólicas a través de la síntesis de determinadas hormonas en el tiroides y en las glándulas suprarrenales (veremos esto más adelante). Y mediante la hormona del crecimiento, el “Riñón” estimula la síntesis de proteínas y el crecimiento general de casi todas las células y tejidos del organismo.

Veamos primero cómo son las hormonas que se sintetizan en el hipotálamo y en la hipófisis

Estas hormonas son moléculas compuestas de aminoácidos, igual que todas las proteínas que pueden ser sintetizadas por cualquier célula. La diferencia es que suelen ser más sencillas al contener una menor cantidad de aminoácidos. A pesar de eso, o más bien precisamente debido a ello, las hormonas tienen mayor capacidad de regulación a larga distancia que las proteínas voluminosas que tienen propiedades reguladoras más específicas y locales.

Como hemos visto en el artículo titulado “Un mundo humano”, nuestro organismo dispone de sólo veinte aminoácidos para sintetizar una enorme cantidad de diferentes tipos de proteínas cuyas funciones son esenciales para la vida. Son moléculas muy complejas que dan a la materia viva su capacidad de formación, transformación, regulación, protección, regeneración y desarrollo y que forman también parte de la estructura básica de los tejidos. Las proteínas pueden contener varias cientos o miles de aminoácidos y deben sus propiedades y estructura a la disposición y secuencia de los aminoácidos de los que están formadas. Y cada célula sintetiza aquellas proteínas que necesita para realizar sus funciones específicas.

Análogamente:
Los aminoácidos corresponden probablemente a los valores innatos de nuestra especie y a los valores esenciales que adquirimos al aprender de la vida (ver pp. 252-259 del libro). Y lo que llama poderosamente la atención es que las hormonas que el sistema hormonal directivo sintetiza tienen desde 3 hasta un máximo de 199 aminoácidos. Por ejemplo, sólo la hormona del crecimiento y la prolactina que estimula el desarrollo de las mamas y la secreción de leche, contienen 199 aminoácidos. Y para estimular la secreción de la hormona hipofisaria que estimula la síntesis de las hormonas tiroideas, el hipotálamo necesita sólo 3 aminoácidos. ¿Cuáles serán los tres valores humanos que producen -en el cuerpo- una reacción en cascada que tiene como efecto que se eleve el metabolismo en casi todas las células del organismo?
Relacionando los aminoácidos con los valores humanos, el funcionamiento del sistema hormonal invita a profundas reflexiones sobre las medidas directivas que se suelen tomar en cualquier organización humana. Y si añadimos a dichas reflexiones lo que enseña la fisiología sobre la capacidad celular de sintetizar por sí misma las proteínas que precisa para realizar sus labores específicas, impresiona el gran potencial de posibilidades y oportunidades que surgen gracias a los procesos naturales, e inquieta que reprimamos a menudo dichos procesos en la vida personal, familiar, educativa, social, laboral y estatal…

Implicaciones de que “el Riñón produce la Médula y controla los huesos” 

La “Médula” en medicina china es una sustancia que es la matriz común del cerebro, la médula espinal y la médula de los huesos (médula ósea). Esto da a entender que el Riñón es el productor del sistema nervioso central, es decir, del sistema de comunicación. Y dado que la génesis de los glóbulos rojos y blancos tiene lugar en la médula ósea, se comprende por qué se dice en medicina china que el Riñón es la Fuente de la sangre, junto con el Hígado.

Como veremos en un próximo artículo, el Hígado es la otra Fuente porque elabora los nutrientes para la sangre y sintetiza las llamadas “proteínas plasmáticas” (albúminas, globulinas y fibrinógeno). Entre ellas, especialmente, las albúminas son esenciales porque posibilitan el intercambio constante entre el componente líquido de la sangre (Corazón) y los líquidos corporales del medio interno (Riñón). Dado que el componente líquido de la sangre (plasma) contiene los nutrientes y otras sustancias vitales, este intercambio es esencial para que los mismos lleguen a todas las células del organismo y, además, para que el medio interno se drene y se renueve.

Con respecto a las “condiciones laborales” de las células, la fisiología enseña que el Riñón “escucha” a través del sistema nervioso las señales que los tejidos en cualquier parte del organismo emiten, y “responde” mediante los estímulos que envía, por ejemplo, al sistema hormonal para determinar las hormonas (los criterios) para la acción requerida. Las hormonas se vierten en la sangre y el Riñón dirige al sistema sanguíneo (Corazón) mediante el sistema nervioso para que la sangre afluya y vierta su plasma (líquidos llenos de nutrientes y otras sustancias como las hormonas) donde hace falta, es decir: donde el Gobernador del Agua lo considera necesario.

El Riñón mantiene el equilibrio fisiológico en el medio interno

Ya que los riñones y la vejiga ejercen las funciones del Elemento Agua, en medicina china el Riñón es el Gobernador del Agua. Por la fisiología moderna sabemos que la sangre se filtra en los riñones y que se regula así la tensión arterial y se determina la eliminación de desechos metabólicos y de toxinas por la orina.

De modo que el Riñón no sólo dirige la labor administrativa del Corazón (mediante el sistema nervioso) sino que también regula el “estado de ánimo” en su interior, los vasos sanguíneos.
Además, mediante la filtración de la sangre se salvaguardan los nutrientes y otras sustancias preciosas del plasma sanguíneo y se reajusta la composición de los electrolitos. Los electrolitos son iones minerales (procedentes de la actividad del Pulmón, Elemento Metal) que son esenciales para posibilitar la entrada de nutrientes y la salida de deshechos metabólicos de las células y garantizar de esta manera la actividad metabólica, funcional y mecánica del organismo. Como la adecuada composición de los diferentes electrolitos es esencial para la supervivencia, el Riñón hace que los huesos suelten por ejemplo calcio cuando falta este ión en los líquidos corporales.

De modo que el Riñón crea y mantiene el equilibrio fisiológico en los líquidos corporales para suplir las necesidades nutricionales y energéticas de las células y estimular así la actividad celular; además de que juega un gran papel en la afluencia de la sangre a los tejidos al transmitir las órdenes oportunas al sistema sanguíneo mediante el sistema nervioso.

Los efectos de la actividad renal con respecto a la composición electrolítica en los líquidos corporales, explica que en medicina china se compara el mando del Riñón sobre dicha actividad con una compuerta que se abre y se cierra para controlar el fluir de los líquidos en el interior del organismo. Esta imagen es especialmente sugerente al recordar que el oxígeno y los electrolitos provienen del Elemento Metal (Pulmón) que corresponde a las condiciones materiales que posibilitan la vida en nuestro planeta. Pues… la experiencia de la medicina china dice que el Riñón debe controlar la recepción de las aportaciones del Pulmón para sujetar los líquidos y mantenerlos “abajo” ya que si no lo hace, se pierden los nutrientes con la orina y el organismo se intoxica. 

Las palabras “abajo”, “adentro” y “dentro” se utilizan a menudo de un modo confuso en los textos de la medicina china. Las tres traducciones se refieren a cualidades relacionadas con el “Yin” o lo “Receptivo”. El Riñón tiene que “mantenerse abajo” para preservar la receptividad, la entrega y la humildad necesaria para dar forma a las intenciones de lo Creativo del Cielo. Pero refiriéndose a los líquidos corporales, creo que habría sido más claro si la traducción hubiera sido “mantenerlos dentro”: en el medio interno del organismo.

Buscar las analogías de los procesos naturales resulta ser revelador

Buscando las analogías, es muy revelador lo que enseñan la fisiología y la patología. El cuerpo enseña claramente, por ejemplo, las consecuencias del hecho de que los Gobiernos no controlen la “recepción de las aportaciones del Pulmón”. Si dejan esfumarse el “oxígeno” (aliento vital) y los “electrolitos” (recursos minerales del país) que garantizan la actividad metabólica, funcional y mecánica en el Estado, es natural que disminuya la liquidez en el medio interno del país, se pierdan los nutrientes y se imposibilite la manutención de los ciudadanos que realizan los trabajos que producen el bien común de la comunidad y hacen que la sociedad funcione.

Las funciones del Riñón corresponden al Gobierno de la nación y las células son como el pueblo (Elemento Tierra). Y las mismas funciones corresponden a la clase directiva de cualquier comunidad humana, ya sea una familia, escuela, hospital, empresa, institución,… Entonces el papel del pueblo corresponde a los hijos, alumnos, pacientes, trabajadores, agricultores, pescadores,…, además de que cada persona de cualquier rango en cualquier unidad laboral correspondiente a los Elementos Agua, Fuego, Madera o Metal es como una célula, ya que los órganos que realizan estas funciones, están también compuestos por células.

Prestando atención a la fisiología, no falta alimento para la reflexión ni faltan respuestas a nuestras dudas, por ejemplo, con respecto a las competencias, derechos y deberes de unos y de otros. Sobre todo cuando nos detengamos para ver lo que ocurre en el sistema digestivo (Elemento Tierra), aprenderemos mucho sobre lo que uno mismo puede hacer para estimular la adquisición de sus competencias y el desarrollo de sus potencialidades. Y veremos, por analogía con las aportaciones concretas de los otros órganos, cuáles son las circunstancias en las que se necesitan determinadas aportaciones que vienen de fuera por ser, según el caso, de la competencia de una o de otra institución correspondientes a los Elementos activos del eje vertical u horizontal del Ciclo Cosmológico.

Con respecto a la realización de la labor del Elemento Agua, la información del I Ching es muy clarificadora. Para conocer las cualidades de un buen gobernante, tienes que observar el comportamiento del agua, dice I Ching. El agua viene de arriba y se pone en movimiento sobre la tierra, en ríos y corrientes, y origina toda vida en la Tierra. El agua sobre la tierra se dirige siempre hacia abajo, llega a lo más hondo y llena todo lo vacío antes de seguir fluyendo.
I Ching dice lo siguiente sobre la conducta del agua en el hexagrama Lo Abismal, El Agua (nº 29):

“Fluye y fluye y llena todos los lugares por los que pasa, hasta sus bordes y nada más. No retrocede ante ningún sitio peligroso, ante ninguna caída, y nada le hace perder su índole propia y esencial. En todas las circunstancias permanece leal a sí misma.” 

Las competencias de gobernación del Elemento Agua 

En analogía con las funciones de los riñones en el cuerpo, se puede deducir cuáles son las competencias naturales de líderes, directores, gobernantes y madres de familia con respecto al mantenimiento del equilibrio “fisiológico” en el medio interno de la comunidad que lideran.
En el cuerpo observamos que dicho equilibrio se determina por los líquidos, nutrientes, electrolitos y otras sustancias que el sistema circulatorio transporta de una parte del organismo a otra para administrarlos renovando los líquidos corporales que alimentan a las células de los tejidos, órganos y sistemas orgánicos del cuerpo.

El Riñón mantiene el equilibrio fisiológico en el medio interno al ejercer el control sobre la sangre en su paso por los riñones. Como hemos visto, en los riñones se salvaguardan los nutrientes y otras sustancias preciosas del plasma sanguíneo, se reajusta la composición de los electrolitos y se eliminan desechos metabólicos y toxinas del cuerpo. De dicha manera el “Gobierno” de nuestro cuerpo determina y regula las condiciones de trabajo del brazo ejecutor de la “Administración pública” del bien común en el organismo y mantiene así el orden vital en el “Estado”.

Los líquidos de renovación que contienen todo tipo de productos para nutrir y regular la labor de las células en el medio interno, se generan en el eje horizontal del Ciclo Cosmológico (Pulmón, sistema digestivo e Hígado) y se distribuyen por todo el organismo mediante el sistema sanguíneo (Corazón). Como vamos a ver en el siguiente artículo, el Elemento Fuego se dedica mediante la administración del plasma sanguíneo a la renovación del agua que se encuentra en el medio interno y en los tejidos, órganos y sistemas alrededor de cada una de sus células.

Con respecto a la generación de los líquidos y productos nutritivos y reguladores que se forman en el eje horizontal, el Riñón ejerce sus funciones directivas mediante el sentido de la audición y los sistemas nervioso y hormonal. Y además de la función renal, mediante la génesis de glóbulos rojos y blancos en la médula ósea y al disponer del “almacén” de minerales que son los huesos, el Riñón condiciona la sangre (junto con el Hígado) para el ejercicio de la labor administrativa del sistema sanguíneo (Corazón), además de que dirige dicha labor mediante el sistema nervioso, como hemos visto.

Con respecto a la función hormonal del Riñón quedan por aclarar algunas cosas. Hemos visto que, sabiendo escuchar, el Riñón percibe las necesidades de los tejidos, órganos y sistemas orgánicos del cuerpo mediante el sistema nervioso y que responde, por un lado, mediante los impulsos y mensajes emitidos por el sistema nervioso y, por el otro, mediante las hormonas que se sintetizan en lo que se podría llamarel “centro directivo” de los sistemas hormonales del organismo, es decir: en el cerebro donde se ubican la glándula pineal, el hipotálamo y la hipófisis.
Salvo el denominado “factor de inhibición de la prolactina”, todas las hormonas procedentes de dicho centro directivo tienen la particularidad de que se componen de aminoácidos. Esto indica que para dirigir cualquier comunidad humana bastan los criterios elementales de los valores humanos.
La fisiología muestra que se controlan así los sistemas reguladores del cuerpo, tanto individual (hormona del crecimiento) como colectivamente (hormonas que estimulan la síntesis de determinadas hormonas en el organismo). Y los sistemas hormonales intervienen en la regulación de casi todas las funciones orgánicas, incluidas el metabolismo, el equilibrio hidroelectrolítico, el crecimiento, el comportamiento, el desarrollo y la procreación.

Los criterios elementales que componen la “hormona del crecimiento” estimulan que las propias células generen las proteínas que necesitan para hacer su trabajo. Como hemos visto, las proteínas son también moléculas compuestas de aminoácidos, pero mucho más voluminosas y complejas que las hormonas. La gran variedad de diferentes propiedades de las proteínas y la facilidad con la que sus componentes (aminoácidos) son intercambiables, dan a la materia viva su capacidad de formación, transformación, regulación, protección, regeneración y desarrollo.

En el siguiente cuadro he ordenado según las influencias de los Cinco Elementos, los que creo que son dichos «componentes» en la vida humana. Es decir: los valores humanos elementales correspondientes a los veinte aminoácidos (ver razonamiento: pp. 252-259 de mi libro).

Los valores elementales correspondientes a los veinte aminoácidos:

Valores elementales

Salvo la hormona del crecimiento que está destinada a casi todas las células por igual, la prolactina (desarrollo de las mamas y secreción de leche) y la hormona antidiurética (reabsorción de agua en los riñones e inductor de la vasoconstricción y un aumento de la presión arterial), los criterios elementales de las demás “hormonas directivas” tienen la virtud de estimular la síntesis de determinadas hormonas en los denominados órganos “diana”, como los órganos sexuales, el tiroides y las glándulas suprarrenales, que regulan determinadas labores metabólicas y funcionales en el organismo.

Las hormonas que se generan en los órganos diana

Es significativo que las hormonas sintetizadas por los órganos diana no son peptídicas (compuestos de aminoácidos) sino “esteroides”, hormonas sintetizadas a partir del colesterol, o bien hormonas “amínicas” que derivan de un aminoácido llamado “tirosina”. Las hormonas generadas por los órganos sexuales (estrógenos, progesterona y testosterona) y por la corteza suprarrenal (cortisol y aldosterona) son esteroides. Y las hormonas generadas por el tiroides (tiroxina y triyodotironina) y por la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina) son amínicas.

Esto significa que para sintetizar dichas hormonas se necesitan sustancias que se forman en el eje horizontal del Ciclo Cosmológico. Saber esto es importante para poder aplicar el funcionamiento de los sistemas hormonales a los sistemas reguladores que aseguran un buen funcionamiento de cualquier otra comunidad.

Como las funciones del hígado son esenciales tanto para la obtención de colesterol como para disponer de las aminas que proceden de una proteína plasmática, no es el Elemento Agua (Riñón) el que puede determinar los valores que forman los criterios reguladores de las hormonas esteroideas y tiroideas, sino el Elemento Madera (Hígado). Esto indica que las competencias correspondientes a los órganos diana no son de la incumbencia de la clase dirigente del conjunto de la comunidad en cuestión. Una vez activado por la hormona peptídica el mecanismo de síntesis en el órgano diana y siempre que éste respete los criterios directivos, el órgano diana es el responsable de la generación de los compuestos de valores que necesita para ejercer su función específica en el organismo.

Además, las hormonas esteroideas y tiroideas circulan en la sangre unidas a proteínas plasmáticas que se elaboran también en el hígado. Unidas a determinadas proteínas, se forman depósitos de hormonas (criterios reguladores) en el torrente sanguíneo para reponer la concentración de hormonas libres cuando éstas desaparecen de la circulación para unirse a sus receptores diana en el medio interno. Asimismo, la unión de las hormonas a las proteínas plasmáticas retrasa considerablemente su eliminación del plasma.

Así que, las hormonas peptídicas (Riñón) activan la formación de las hormonas específicas en los órganos diana y éstas se dirigen mediante el plasma sanguíneo (Corazón) a las células de los tejidos, órganos y sistemas diana que necesitan determinados criterios específicos para ejercer sus funciones en el cuerpo. Cuáles son estos criterios y funciones lo veremos cuando tratemos globalmente la fisiología de los órganos en el eje horizontal. Y cuando tratemos el funcionamiento del sistema digestivo veremos cuáles son las funciones reguladoras de las hormonas, también peptídicas, que se generan individualmente durante las diferentes fases del proceso digestivo.